Esta semana, como viene siendo costumbre por estas fechas,
la Asociación de Informadores Gráficos de Murcia está celebrando sus jornadas
anuales, que, en esta ocasión, cuenta con dos talleres bien diferenciados: ‘Shooting
from the hip. Acercamiento al fotoperiodismo de conflicto’, impartido por la
fotoperiodista Maysun, y ‘Gestión documental del archivo fotográfico profesional’,
a cargo del docente y diseñador Joaquín A. Pajarón. Para completar, el último
día de la semana, tendrá lugar una conferencia del abogado experto en propiedad
industrial e intelectual José Vicente Echeverría, bajo el título de ‘Derechos
asociados a la imagen fotográfica. Las redes sociales’.
Antes de entrar en materia sobre la cita estrella de este
año, hablo, por supuesto, del encuentro con Maysun que ha transcurrido durante
el lunes y el martes, me gustaría dar un
pequeño (bueno, un enorme en realidad) tirón de orejas, a modo de reflexión y
sin ánimo de ofender, claro, a los cientos
de no asistentes que luego presumen de su pasión incondicional por su
único y verdadero amor: la fotografía.
¿Cómo es posible que una ciudad que cuenta con dos
facultades de comunicación (eso supone dos titulaciones de periodismo y otras
dos de comunicación audiovisual, con sus cuatro cursos correspondiente por cada
una), una escuela de bellas artes con titulación en fotografía, cientos de
cursos de fotografías, miles de fotógrafos ‘profesionales’ y otros tantos medios
de comunicación locales con sus respectivos periodistas, ante la oportunidad de
escuchar a alguien que se encuentra en la primera línea de la profesión,
permite que la sala a penas cuente con unas veinte personas?
La buena noticia es que esas personas que sí acudieron a la
cita son los principales fotoperiodistas de la región, lo que implica que, a
pesar de la mala situación del sector, siguen interesados en seguir creciendo
dentro de una profesión que les machaca sin piedad. La mala, que en Murcia hay
mucho fotero de social media y pocos
fotógrafos. Porque, aunque entiendo que se trata de una disciplina fotográfica
muy especializada, no hay que dejar pasar la ocasión de aprender el método de
trabajo de una fotógrafa reconocida internacionalmente.
Bueno. Vamos al lío. La masterclass de Maysun. Antes de
entrar en su faceta profesional, me gustaría comentar la impresión personal que
me ha dejado conocerla. Se trata de una mujer valiente, algo que ya suponía por
el trabajo que realiza, sincera, directa, que habla sin tapujos y atiza cuando
ve algo que no le gusta, con unos objetivos muy claros, y comprometida con la
importancia de la labor que realiza.
De origen hispano-palestino, Maysun es una nómada que se
mueve por el mundo como un niño en una juguetería, irrumpiendo con fuerza sobre
todo aquello que llama su atención. Gran aficionada al arte y la historia,
llegó a la fotografía como complemento de su pasión original, la arqueología, y
ya nunca la abandonó. Desde entonces no ha parado de acaparar premios y de
publicar en los principales periódicos del mundo, como The New York Times, The
Washington Post, The Guardian o Der Spiegel.
Comenzó su intervención de forma poco usual, ‘obligando’ a
los participantes a presentarse entre sí, estableciendo desde el inicio un
dialogo con el público que se convirtió en la tónica habitual a los largo de
los dos días. Durante la primera jornada, la fotoperiodista mostró a los asistentes
sus inicios en la fotografía, una serie
de retratos de su entorno familiar de la rama palestina en búsqueda de unos
rasgos que definieran su identidad, cansada de oír en su entorno que “no tenía
manos de palestina”.
Tras esta introducción, pasó a hablar de su trabajo como
fotoperiodista de Breaking News,
explicando todo el proceso que conlleva, desde la entrada al país en cuestión
hasta la salida del mismo, desvelando todos sus trucos y secretos para llegar a
la noticia, a través de un extenso reportaje de la guerra de Siria. Yo no los
voy a contar. Haber asistido.
Durante la segunda jornada, Maysun centró sus esfuerzos en
explicar cómo se realiza un reportaje en el que no urge la actualidad del día a
día, sino que prima la profundidad de una historia que merece más tiempo para
ser contada. Haciendo especial hincapié en la importancia de la documentación
previa antes de viajar al destino en cuestión, destacó la figura del ‘fixer’,
esa persona local de la que depende la vida del periodista, así como el éxito o
el fracaso en el devenir de un reportaje en profundidad.
También explicó como estructura los reportajes en lo
referente a la narrativa visual, con una particular forma en la edición para conseguir
que, cuando éste llegue a los medios, se respete la idea original del autor en
la medida de lo posible.
En fin, toda una experiencia poder ver la forma de trabajar
de una gran profesional de nivel internacional, además de conocer a una mujer
con las cosas tan claras (no es un sueño, es un objetivo).
PD: ¿Ves? No hay corta-pega.
Un saludo y buena toma.
Autor: Joaquín Marín
Fotos: fotografomurcia.es
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