El segundo día de las jornadas ‘Fotografía un mundo mejor’ comenzó de la mejor manera posible, con el esperado plato fuerte, la presencia de dos grandes de la fotografía nacional: Juan Manuel Díaz Burgos y ChemaConesa.
Decía Díaz Burgos en su intervención que se considera un
fotógrafo humanista, ya que el ser humano es el elemento principal de su obra,
y que no podría comprenderla sin esa figura. A lo largo de la proyección de
algunos de sus trabajos, como el llevado a cabo en República Dominicana,
afirmaba el fotógrafo que no se trataba de hacer victimismo, sino todo lo
contrario, y de la relación positiva con la vida que tenía la gente en estos
entornos castigados por la pobreza. Además, añadía que la fotografía debía de
huir de las connotaciones estéticas, y que debía hablar por sí sola, ya que
tiene un lenguaje propio, aunque, hoy en día, se está desvirtuando.
Y entonces le llegó el turno a Chema Conesa, que hizo un
repaso a la historia de los fotógrafos en el mundo de la prensa. Según el
antiguo subdirector de fotografía de El
Mundo, en un principio no se le daba importancia al fotógrafo, y fue con la
entrada de la democracia con lo que se convirtió en un elemento fundamental.
Añadió también que, en la actualidad, hay una guerra abierta entre los
fotógrafos y los jefes de prensa de los personajes públicos, que suelen imponer
como realizar el trabajo, y que el periodismo está perdiendo la batalla, dando
paso a fotógrafos de moda para resaltar la imagen mitificada de los personajes.
Asimismo, hablaron también de cómo las propias fotografías
se habían convertido en la anestesia de algunas imágenes, de manera que nos
defendemos del horror que nos muestran, desprendiéndonos de lo que no queremos
ver, además de la problemática de que las imágenes de horror se envolvían en
los cánones de belleza clásica.
Y sentenciaban con la máxima de que la comunicación es la
base principal de toda fotografía solidaria.
Después de esta interesante conversación, llegó el turno de
Joaquín Zamora, uno de los fotógrafos murcianos más solicitados en el mundo
comercial y publicitario, que impartió una clase magistral en la que mostró, a
través de algunas de sus más célebres fotografías, la exquisitez de su técnica,
así como el buen ojo para elegir la imagen ideal de un trabajo perfecto.
Haciendo un repaso a su trayectoria de una manera cercana y natural, Zamora nos
enseñó los rincones y tradiciones que todo murciano debería conocer. Y es que,
según él, ‘una cuadrilla tocando una parranda después de tres quintos es puro
rock and roll’.
Las jornadas continuaron con los talleres de Fructu Navarro
y Platty García, así como con la proyección de la película ‘Bajo el fuego’,
seguida de la mesa redonda sobre fotografía en el cine. Lamentablemente, mis
obligaciones familiares, así como lo apretado del programa, no me permitieron
disfrutar de esta parte.
Y entonces, para cerrar la segunda jornada, llegó lo que, a mí
entender, fue la mejor de las sorpresas y el gran éxito del fin de semana:
Pedro Alcázar, conocido, ni más ni
menos, como el niño de las luces.
Aunque ya era conocedor de su trabajo y me parecía muy
interesante, conocer a la persona ha resultado excepcional. La energía con la
que el niño de las luces impartió su taller hizo levantarse de un salto a todos
y cada uno de los participantes, que asistíamos perplejos a una demostración de
positividad y buen rollo por parte de un fotógrafo que, con su maravilloso
trabajo, no deja indiferente a nadie. Recalcó Pedro Alcázar en varias ocasiones
que la mayor virtud de un fotógrafo ha de ser la paciencia, a la vez que
aconsejaba competir con uno mismo y no entrar en el juego de egos y envidias
que aparece, sobretodo, en los medios sociales. Eso sí, se mostró muy
agradecido a los mismos, ya que han resultado ser muy beneficiosos para la
proyección de su trabajo.
A lo largo de lo que duró su intervención, el niño de las
luces explicó, sin ningún tipo de tapujos, cada una de las técnicas y trucos
con los que realiza sus impactantes fotografías, clasificadas unas en la
denominada técnica de pintura de luz y otras, según sus propias palabras, en lo
que él denomina ‘maquillaje de luz’ para modelos. Al término de una amplia
muestra de sus diferentes trabajos lanzó una pregunta al público: ¿qué os gusta
más, las pinturas o los modelos?. A lo que el público contestó de forma
unánime: los modelos. Yo, por mi parte, siento diferir. Me gustan más sus
pinturas. Esas creaciones que le hacen traspasar la barrera del fotógrafo para
convertirlo en un artista. Y con esto concluyó la jornada del sábado.
El domingo, para terminar las jornadas, se abordaron dos
temas que, hasta el momento, no se habían tocado mucho. Por un lado, la
fotografía social, representada por el conocido fotógrafo de bodas Raúl Pageo.
Y por otra parte, la fotografía de moda, que contó con la intervención de Fede Leante. Lamentablemente, como ocurriera el sábado, no me pude quedar a la
última charla. Pero si pude asistir a la ponencia de Raúl Pageo.
Pageo ha crecido rodeado de la cultura cinematográfica, ya
que su abuelo era operador de cámara, y también ha trabajado como cámara de
televisión, y eso se deja sentir en sus trabajos. Se trata de un fotógrafo
honesto, que tras estudiar la evolución de la fotografía de bodas a lo largo de
los últimos 50 años, ofrece a sus clientes justo lo que quieren: una narración
gráfica, con un marcado estilo personal, del día de su boda.
De esta forma han transcurrido las primeras jornadas de
fotografía solidaria ‘Fotografía un mundo mejor’, que espero se conviertan en
una constante y se repitan el próximo año. Como dije en la crónica del primer
día, un éxito.
Por cierto. Si queréis colaborar, todavía estáis a tiempo,
además de poder llevaros a casa una obra original de alguno de los ponentes, ya
que se va a celebrar una subasta on line en la web de Oasis.
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