Por fin, el pasado fin de semana tuvo lugar la esperada octava edición de @fotogenioFTGN. Lamentablemente, por problemas de agenda, solo pude asistir el sábado, y no durante toda la jornada, con lo que me perdí la charla de José María Mellado, la cual estaba deseando escuchar.
Así que centraré mis impresiones en los otros dos grandes
eventos del día, obviando un poco la parte comercial del encuentro. Para
resumir presentaciones de productos podéis acudir a los numerosos blogs que
inundan la red, que, con total seguridad, harán disertaciones mucho más
acertadas que las que yo pueda hacer. Sólo diré que al recorrer los stands que
se encontraban a lo largo de las enormes instalaciones, daba la sensación de
estar paseando por un extenso bazar, en el que te asaltaban los comerciantes
más variopintos.
Pero volvamos a lo importante de verdad. He de reconocer que
la organización de Fotogenio acierta, una vez más, con los ponentes que acerca
a las costas de Mazarrón.
Por la mañana pude asistir a la charla que pronunció Eugenio
Recuenco, afamado fotógrafo de moda y publicidad con un enorme bagaje a sus
espaldas. Arrancó @RecuencoStudio, que visitaba Fotogenio por primera vez, hablando de
cómo había resultado su llegada al mundo de la fotografía de moda, y las
dificultades que todo fotógrafo de su generación se había encontrado.
Una vez que entró en materia, mostró al público una serie de
fotografías de moda, todas perfectamente ejecutadas, de diversos fotógrafos,
para demostrar que era imposible distinguir quién las había realizado. La idea
consistía en descubrir a los asistentes como, en la fotografía de moda, el
estilo personal del fotógrafo corría el riesgo de desaparecer, y como la moda
se había hecho dueña de la fotografía.
Ante esta situación, Recuenco centró sus esfuerzos en
explicar como el estilo no debía ser catalogado con clichés cerrados, sino que
éste reside en la propia concepción de la fotografía, en cómo te enfrentas a
cada trabajo. De esta forma, y explicando una hermosa selección de sus trabajos
que se exponía tras de él, dio paso a un diálogo abierto que hizo las delicias
del público.
Por la tarde llegó el gran momento, lo que todos los que nos
habíamos acercado a Fotogenio estábamos deseando que ocurriera. La entrada de Sebastiao Salgado en la abarrotada sala me recordó el salto al escenario de las grandes
estrellas del rock. Pero es que Salgado es una gran estrella.
Comenzó su ponencia explicando sus orígenes en el mundo de
la fotografía, al que llegó después de estudiar economía y tras rechazar
suculentas ofertas del Banco Mundial y del Estado Brasileño. Y es que, desde el
momento en el que ´robó’ a su mujer la Spotmatic II que había adquirido para fotografiar
temas de arquitectura, lo tuvo claro. Quería ser fotógrafo.
Entonces @SSalgadoGenesis comenzó a dar una lección de vida. Las
emociones pudieron sentirse en la sala tras la proyección de algunas de sus
imágenes que tratan el tema de la inmigración y la miseria humana. Desolado al
acabar este trabajo, decepcionado con la brutalidad que es capaz de mostrar el
ser humano y el grado de violencia que puede desarrollar, Salgado tuvo que retirarse
a descansar. Se sentía enfermo e incapaz
de volver a fotografiar.
Pero tras participar con su esposa Leila en un proyecto de
reforestación de la costa brasileña, sintió la necesidad de volver a
fotografiar. Sólo que esta vez prefirió centrar su trabajo en el planeta. De esta
manera nació Genesis, que es el resultado de una épica expedición de ocho años
alrededor de La Tierra y que tuvo su inició en las Islas Galápagos, justo donde
Darwin fraguó El Origen de las Especies.
Para explicar este proyecto, también asistimos a una
proyección de muchas de las imágenes que lo componen. Tal vez esta sea la única
pega que le ponga a la intervención de Salgado, y no porque no me dejaran
extasiado, sino porque entre las dos proyecciones se fueron cincuenta minutos
de las dos horas que estuvo hablando. Y me hubiera gustado escucharle más.
La anécdota de la ponencia se produjo cuanto se pasó al
turno de preguntas. Si bien el Maestro pidió que se le realizaran preguntas
sobre materia fotográfica y no política o existencial, un avispado entrevistador
decidió, tras una extensa explicación sobre lo divino y lo humano, preguntarle
si todas esas experiencias que había vivido le acercaban más a Dios o, por el
contrario, le alejaban. No debió este muchacho estar muy atento al inicio de la
charla, en la que Salgado se definió como un activista de izquierdas y ateo.
Aun así, Salgado se mostró benévolo en su explicación, diciendo que nunca estuvo
cerca de Él, y basando su respuesta en la espiritualidad de algunas tribus cuando
entran en comunión con los animales.
Por si esta pregunta fuera poco, una joven estudiante que
aun no debe tener muy claros ciertos conceptos, y tras acusar a la fotografía
de Salgado de ‘plana’, le preguntó por la ´falta de profundidad de campo en sus
fotografías’. En fin.
Pero no puedo más que decir que he disfrutado mucho de esta
edición de Fotogenio. Lástima no haber podido ir a más ponencias. Y, sobre
todo, lástima que la lluvia causara la cancelación del taller de Pablo Ferao,
según me han comentado algunos compañeros.
Autor: Joaquín Marín
Fotos: fotografomurcia.es
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